MILES DE PERSONAS MIGRANTES CRUZAN EL DARIEN HACIA CA EN
CONDICIONES INHUMANAS, SOPORTANDO VIOLACIONES Y TODO TIPO DE VEJÁMENES
Pablo Zúñiga M.
El Gobierno de Panamá expulsó de su
territorio a finales de febrero 2024, a la ONG
Médicos sin Fronteras (MSF)
que prestaba asistencia humanitaria a los migrantes que cruzan a píe el Darién.
Lo anterior pese a que ni el Gobierno de Panamá ni las agencias de la ONU dan
asistencia a las personas migrantes durante ese trayecto selvático; el más peligroso de todo
el largo recorrido que los lleva hacia el norte; y no por las inclemencias naturales, ríos
caudalosos, la presencia de serpientes y
otros animales peligrosos; sino porque el “Tapón del Darién” es un territorio “de nadie” bajo control de bandas
criminales que les cobran peaje, y cuando no tienen como pagar les roban las pertenencias, violan a las mujeres
y niñas y asesinan a quien les haga resistencia.
Según reporta AFP en notas
reproducidas por el periódico La Nación de Costa Rica, el conflicto entre el Gobierno de Panamá y MSF se da después de que la organización humanitaria denunció
un “aumento de los ataques brutales y la
violencia sexual en la selva” en territorio situado
en la frontera entre Colombia y Panamá, sin control de ninguno de los dos
países. La ONG explicó que en solo una semana de febrero 2024 sus
equipos sanitarios atendieron a 113
migrantes que sufrieron
agresiones sexuales por parte de criminales que operan en el Darién. En todo
enero fueron 120 los casos, según MSF.
(Foto de la Nación)
Datos
oficiales panameños – reportados por AFP y reproducidos por La Nación- indican que una cifra récord de más de 520.000 personas cruzaron esta peligrosa selva en el 2023, de las
cuales aproximadamente 120,000 fueron menores de edad. En
los dos primeros meses de 2024, más de 72.000 personas atravesaron esta zona
selvática, lo que representa un incremento respecto a las 50.000 del mismo
período del año anterior. Casi dos terceras partes de estos migrantes son
venezolanos, seguidos por ecuatorianos, haitianos, colombianos y chinos.
(Foto de la Nación)
Apenas se puede imaginar a este mar
humano (entre ellos miles de niños y niñas) entrando a a pie a la selva del
Darién, mientras autoridades locales, representantes de organismos internacionales y los medios de
comunicación los miran impávidos caminar hacia el sacrificio; peor aún, que un
gobierno para evitar el “riesgo reputacional” por violación de los derechos
humanos dentro de sus fronteras, obstaculice la ayuda que una organización
humanitaria pueda darles.
Antes leíamos sobre naufragios en el Mediterráneo
y veíamos fotos y videos de africanos, hombres y mujeres de todas las edades ahogados,
en su último intento por llegar a Creta en territorio de Grecia, o a Lampedusa en
Italia; noticias impactantes y dolorosas pero de una realidad lejana; en todo
caso podíamos justificarnos culpando a esos gobiernos racistas europeos. Ahora la barbarie
con todo su drama y violencia está en nuestro propio patio. No hay forma de
culpar a otros por la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad que se están
cometiendo contra éstas personas indefensas.