lunes, 18 de marzo de 2024

 

MILES DE PERSONAS MIGRANTES CRUZAN EL DARIEN HACIA CA EN CONDICIONES INHUMANAS, SOPORTANDO VIOLACIONES Y TODO TIPO DE VEJÁMENES

Pablo Zúñiga M.

El Gobierno de Panamá expulsó de su territorio a finales de febrero 2024, a la ONG Médicos sin Fronteras (MSF) que prestaba asistencia humanitaria a los migrantes que cruzan a píe el Darién. Lo anterior pese a que ni el Gobierno de Panamá ni las agencias de la ONU dan asistencia a las personas migrantes durante ese  trayecto selvático; el más peligroso de todo el largo recorrido que los lleva hacia el norte;  y no por las inclemencias naturales, ríos caudalosos,  la presencia de serpientes y otros animales peligrosos; sino porque el “Tapón del Darién” es  un territorio “de nadie” bajo control de bandas criminales que les cobran peaje, y cuando no tienen como pagar  les roban las pertenencias, violan a las mujeres y niñas y asesinan a quien les haga resistencia.

Según reporta AFP en notas reproducidas por el periódico La Nación de Costa Rica, el  conflicto entre el Gobierno de Panamá y MSF se da  después de que la organización humanitaria denunció un “aumento de los ataques brutales y la violencia sexual en la selvaen  territorio situado en la frontera entre Colombia y Panamá, sin control de ninguno de los dos países. La ONG explicó que en solo una semana de febrero 2024 sus equipos sanitarios atendieron a 113 migrantes que sufrieron agresiones sexuales por parte de criminales que operan en el Darién. En todo enero fueron 120 los casos, según MSF.


(Foto de la Nación)

Datos oficiales panameños – reportados por AFP y reproducidos por La Nación-  indican que una cifra récord de más de 520.000 personas cruzaron esta peligrosa selva en el 2023, de las cuales aproximadamente 120,000 fueron menores de edad. En los dos primeros meses de 2024, más de 72.000 personas atravesaron esta zona selvática, lo que representa un incremento respecto a las 50.000 del mismo período del año anterior. Casi dos terceras partes de estos migrantes son venezolanos, seguidos por ecuatorianos, haitianos, colombianos y chinos.


(Foto de la Nación)

Apenas se puede imaginar a este mar humano (entre ellos miles de niños y niñas) entrando a a pie a la selva del Darién, mientras autoridades locales, representantes de  organismos internacionales y los medios de comunicación los miran impávidos caminar hacia el sacrificio; peor aún, que un gobierno para evitar el “riesgo reputacional” por violación de los derechos humanos dentro de sus fronteras, obstaculice la ayuda que una organización humanitaria pueda darles.

Antes leíamos sobre naufragios en el Mediterráneo y veíamos fotos y videos de africanos, hombres y mujeres de todas las edades ahogados, en su último intento por llegar a Creta en territorio de Grecia, o a Lampedusa en Italia; noticias impactantes y dolorosas pero de una realidad lejana; en todo caso podíamos justificarnos culpando a esos  gobiernos racistas europeos. Ahora la barbarie con todo su drama y violencia está en nuestro propio patio. No hay forma de culpar a otros por la violación de los derechos humanos y los  crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo contra éstas personas indefensas.  

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